Los Tipos de Conversaciones de Pareja

La salud de la relación depende del tipo de conversaciones que tienes con tu pareja.

Los primeros meses de una relación son generalmente buenos y la relación se basa en preguntarle a la pareja por su vida, sus gustos, y explicarle todo aquello que nos hace sentir bien o incluso sentir mal; o sea que compartimos cosas que son importantes para nosotros. Después de unos años de relación las cosas cambian y nuestras conversaciones serán distintas.

Existen 4 tipos de conversaciones que puedes tener con tu pareja:

  1. Conversaciones Positivas
  2. Conversaciones Neutras
  3. Conversaciones Logísticas
  4. Conversaciones Negativas

Conversaciones Positivas

Son conversaciones que nos gusta tener y nos hacen sentir bien, como cuando hablamos con un amigo o con una amiga de viajes o del último celular que nos compramos. Hablamos con ellos de cosas que nos importan y que nos interesan y eso nos hace sentir bien.

Nos gusta sentirnos escuchados y nos gusta compartir, sobre todo si la otra persona tiene interés genuino en escucharnos. Al inicio de la relación la mayoría de conversaciones son positivas pero a medida que pasan los años, cada vez tenemos menos conversaciones positivas y aumentan las conversaciones Neutras, Logísticas o Negativas. Es importante, como primer paso antes de realizar cambios, observar cuantas conversaciones positivas tenemos a lo largo del día y cuantas son de las otras.

Conversaciones Neutras

Son las que nos llevan a tener la rutina y nuestro estado de ánimo. Llegamos a casa y por rutina preguntamos «¿Como te fué en el trabajo?» y la respuesta es rutinaria tipo «Bien, como siempre». Son conversaciones que pasan sin pena ni gloria porque la pareja no tiene un interés genuino por escucharnos; si no tuviéramos esa conversación no cambiaría nada y no la echaríamos en falta.

Las conversaciones neutras se pueden transformar en positivas si la pregunta o la respuesta se formularan “con interés real y con un tono de voz que no fuera plano y apagado”.

Todos podemos encontrar ejemplos de este tipo de conversaciones en nuestro día y con pequeños cambios en nuestra actitud podemos transformar una conversación neutra en una positiva. Sólo necesitamos «querer realmente» saber aquello que preguntamos o tener ganas de responder la pregunta que nos hace nuestra pareja.

Conversaciones Logísticas

​Estas conversaciones van ganando terreno en la relación y se disparan cuando llegan los hijos. Son conversaciones en las que organizamos quién irá al supermercado, qué hay que comprar, quién irá a buscar a los hijos, etc.

Cuando estas conversaciones representan más del 80% de las interacciones es que en la pareja falta algo; no desgastan pero no aportan nada a la relación, dan una sensación de control y organización y de que se forma un buen equipo, pero quedan muy lejos de las conversaciones que se tenían durante el noviazgo o de las que se tienen con un amigo o una amiga.

Son necesarias y debemos tenerlas para organizar nuestro día a día, pero hay que darles “un toque positivo”.

Podríamos alegrar el tono de voz,  sonreír, o expresarsnos de modo mas positivo, cada uno con su estilo, sin que resulte forzado, pero es necesario poner una nota positiva en este tipo de conversaciones. El peligro de las conversaciones logísticas es que rápidamente derivan en conversaciones negativas.

Conversaciones Negativas

«Hola ya llegúe. ¿Juan hizo la tarea? ¿Qué tiene para mañana?» este inicio de conversación rápidamente derivar hacia: «Pasó toda la tarde con vos y no hizo los deberes! Mañana tiene el examen!!»

Es un ejemplo de conversación que empieza siendo logística (preguntando por los deberes del chico) y se transforma en negativa porque pasa a ser un reproche a la pareja.
Nos desgastan y hacen sentir mal. No son grandes discusiones pero aportan sensaciones negativas porque la pareja nos reprochó alguna cosa, porque nos hemos tenido que justificar, o porque hemos tenido que ceder o sacrificarnos.

En el extremo de estas conversaciones están las que se generan sobre una emoción negativa y esconden o explicitan un reproche o un ataque a la pareja. No aportan nada bueno; las discusiones destruyen. Si algo nos desagrada es sano decirlo, pero gritar y faltar al respeto no sirve para solventar el problema. Somos seres emocionales y cuando nos enfadamos gritamos y ponemos cara de disgusto. Lo deseable sería poder gestionar las emociones y no gritar sino conversar.

Es inevitable que la fase inicial de una relación dé paso a una etapa de relación menos intensa, pero está en nuestras manos no permitir que las conversaciones que tenemos nos lleven por el camino de la desidia y la desilusión. Cambiando el tipo de conversaciones que tenemos, podemos cambiar la relación con nuestra pareja y podemos recuperar la ilusión que quizás hemos perdido o que se ha diluido.

El primer paso es tomar consciencia del tipo de conversaciones que tenemos. ¿Son positivas, neutras, logísticas o negativas? Una buena estrategia es minimizar las conversaciones negativas, transformar las conversaciones neutras en positivas, y hacer un esfuerzo por tener más conversaciones de esas que nos gusta tener.
Como ejercicio, antes de entrar en casa nos podríamos imaginar que estamos por ver a un amigo o amiga con la que hace tiempo que no hablamos, y entonces pensar en ese caso, ¿con que actitud le explicaríamos las cosas?

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